De la historia del 1° de Mayo: Haymarket 1886 y el "Elemento Problemático" |
¡Primero de Mayo! Primero de Mayo de 1886. Un periódico de Chicago informó: "No salía humo de las altas chimeneas de las fábricas y talleres; y todo tenía un aire dominical". El Philadelphia Tribune escribió: "Al `elemento obrero' lo ha picado una especie de tarántula universal... se ha `alocado'". En Detroit, 11.000 trabajadores marcharon en un desfile de ocho horas. En Nueva York, una marcha con antorchas de 25.000 obreros pasó como torrente de Broadway a Union Square; 40.000 hicieron huelga. En Cincinnati, un trabajador describió el mitin inicial: "Solamente llevamos banderas rojas... la única canción que cantamos fue `Arbeiters Marseillaise'... un batallón obrero de 400 rifles Springfield encabezó el desfile. Era la Leher und Wehr Verein, la sociedad protectora y educacional de obreros aguerridos.... Todos esperábamos violencia, supongo". En Louisville, Kentucky, más de 6000 trabajadores, negros y blancos, marcharon por el Parque Nacional violando deliberadamente el edicto que prohibía la entrada de gente de color. En Chicago, el baluarte de la rebelión, por lo menos 30.000 obreros hicieron huelga. Todos los trenes pararon, los corrales de ganado se cerraron, los muelles estaban repletos de barcazas llenas de carga. A los líderes conservadores los empujaron a la periferia. Un gran chorro de proletarios y familias, en ropa de domingo, llenó la avenida Michigan. Pero la calma "dominical" era engañosa y temporal. Escondidos en los callejones, desparramados en techos estratégicos, esperaban policías armados listos para una guerra franca. En los arsenales esperaban mil miembros de la Guardia Nacional con equipo especial: ametralladoras Gatling. El "Comité de Ciudadanos" de la clase dominante de Chicago decidió que era necesario crear incidentes para decapitar y aplastar el movimiento. La policía comenzó a atacar a los trabajadores dondequiera que se congregaran. Un reporte policial virulento declaró que el 2 de mayo una "gran fuerza se reunió" y se atrevió a poner la bandera nacional patas arriba, "izándola al revés, símbolo de la revolución que planean hacer en las instituciones americanas". La masacre de McCormick Un incidente crítico ocurrió en la planta de McCormick Reaper. Los patronos cerraron la planta desde mediados del verano a los trabajadores sindicalizados y la policía llevaba a diario grupos de esquiroles. El 2 de mayo Spies, agotado, se presentó para dar uno de sus muchísimos discursos ante los trabajadores reunidos en el campo. Mientras un grupo de 6000 ó 7000 trabajadores escuchaba, unos cuantos centenares fueron a confrontar a los esquiroles que en ese momento salían de la planta. Del Arbeiter Zeitung del 4 de mayo: "De repente, se oyeron disparos cerca de la planta de McCormick y más o menos setenta y cinco asesinos robustos, grandotes y bien comidos, al mando de un teniente gordo de policía, pasaron, seguidos por tres vagones llenos de bestias del orden público". En medio de una batalla de piedras de los obreros y las balas de la policía, los trabajadores de repente se dispersaron y huyeron. En la espalda les explotaron balas. Por lo menos dos trabajadores cayeron muertos; muchos quedaron heridos, entre ellos muchos niños. En cosa de horas un volante, escrito por el iracundo Spies, circulaba en los tugurios de la clase obrera. "¡¡¡OBREROS, A LAS ARMAS!!!"; proclamó: ASus amos desataron a sus sabuesos (la policía) y mataron a seis de sus hermanos en McCormick esta tarde. Mataron a los desafortunados porque ellos, como ustedes, tuvieron el valor de desobedecer la voluntad suprema de sus patronos.... Se alzarán en masa, como Hércules, y destruirán el nefando monstruo que busca destruirlos. ¡A las armas, llamamos a las armas!". Al día siguiente, el 3 de mayo, el crecimiento de la huelga era "alarmante". En el movimiento participaban más de 340.000 trabajadores por todo el país, 190.000 de ellos en huelga. En Chicago, 80.000 hacían huelga. Cuando centenares de costureras se lanzaron a la calle para sumarse a las manifestaciones, el Chicago Tribune berreó: "¡Amazonas bravas!". En este momento candente, el Arbeiter Zeitung hizo un llamamiento a la lucha armada, como siempre lo había hecho, salvo que ahora tenía un claro tono de urgencia. "La sangre se ha vertido. Ocurrió lo que tenía que ocurrir. La milicia no ha estado entrenándose en vano. A lo largo de la historia, el origen de la propiedad privada ha sido la violencia. La guerra de clases ha llegado.... En la pobre choza, mujeres y niños cubiertos de retazos lloran por marido y padre. En el palacio hacen brindis, con copas llenas de vino costoso, por la felicidad de los bandidos sangrientos del orden público. Séquense las lágrimas, pobres y condenados: anímense esclavos y tumben el sistema de latrocinio". En las salas de reunión de los proletarios, rugían intensos debates; "el tigre capitalista" efectivamente había atacado y miles debatían cómo responder. Aparentemente, importantes facciones querían una insurrección. Se convocó una reunión popular en la plaza Haymarket para la noche del 4 de mayo. Preocupados por la posibilidad de una emboscada, los organizadores escogieron un lugar abierto y grande con muchas rutas de escape. Después de una reñida disputa, Spies dijo después, convenció a los organizadores de Haymarket de que retiraran su llamamiento a un mitin armado y que, en su lugar, celebraran el mitin con el mayor número de asistentes posible. |
PRIMERA PARTE Chispas iniciales de una época revolucionaria |