-Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar- III. El gobierno iraní |
12 de junio de 2006 |
En el último año y cacho, el gobierno iraní ha cambiado de rumbo. Después de anunciar la reanudación del enriquecimiento del uranio en desafío a la amenaza europeo-yanqui de remitir el asunto al Consejo de Seguridad de la ONU para tomar las medidas correspondientes, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad dijo: "No pueden hacer nada para perjudicarnos. Ellos nos necesitan más de lo que nosotros a ellos". Es obvio que hablaba acerca del petróleo iraní y su influencia sobre los chiítas iraquíes y el grupo Hezbolá en el Líbano. La influencia iraní contribuye a estabilizar la ocupación de Irak y en cierta medida, se podría aprovechar la situación en el Líbano para agravar las cosas para Estados Unidos. El ayatola Jamenei, el máximo jefe de la República Islámica de Irán (RII), amenazó con que, en el caso de un ataque militar yanqui, su país se desquitaría con todos los medios a su disposición por todas partes del mundo. Después del derrumbamiento de las negociaciones entre Irán y los tres países europeos (Inglaterra, Alemania y Francia) y el endurecimiento de la posición europea, parece que Irán ha cambiado su política de oponer a Europa contra Estados Unidos, a oponer el oriente, sobre todo, Rusia, contra el occidente. Hace poco, Irán pidió su admisión al tratado de Shanghai, un agrupamiento económico y cada día más político cuyos miembros principales son Rusia y China. Además, los recientes discursos de Ahmadinejad han sido deliberadamente provocadores. Hay que analizar con esa lupa sus comentarios anti-israelíes, al igual que sus declaraciones con respecto al progreso del programa nuclear de Irán. Aunque la RII ha dicho que su única meta es generar electricidad y no fabricar armas nucleares, ha exagerado su progreso. Por ejemplo, en un momento crítico de las negociaciones en abril de 2006, el gobierno inesperadamente afirmó que había podido desarrollar un nivel de enriquecimiento de uranio de 4,8 por ciento. Éste está muy lejos del nivel que se requiere para fabricar materiales para bombas nucleares (más cerca al 90 por ciento). Aún así, algunos expertos occidentales sospecharon que el gobierno había exagerado sus logros. Es más, si bien el gobierno dijo que había logrado usar 164 centrifugadoras en cascada, hay informes de que las máquinas se colapsaron y se vinieron a pedazos en el curso del enriquecimiento. No obstante, el gobierno anunció que pondría a trabajar cinco mil centrifugadoras. A propósito quería dar la impresión de que puede fabricar rápidamente una gran cantidad de material fisionable. Al parecer, la amenaza del gobierno de retirarse del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) sigue la misma lógica. Los medios de comunicación occidentales han atribuido la reciente posición del gobierno iraní al recién elegido Ahmadinejad. Si bien eso puede encerrar algo de verdad, el cambio es principalmente una reacción de las clases dominantes iraníes a la nueva situación del Medio Oriente. Tiene que ver con los intereses que comparten las diversas facciones del gobierno. Independientemente de las diferencias que tengan, han cerrado filas de cara a las amenazas yanquis y la posición más dura de la Unión Europea hacia Irán. El desafío de Ahmadinejad y las provocaciones que las potencias occidentales han lanzado para satanizarlo son producto de ese cambio y no la causa del mismo. Por tanto, las clases dominantes de Irán han optado por asumir una posición desafiante hacia el occidente y amenazar con desquitarse. Al parecer, creen o por lo menos esperan que a causa de sus problemas en Irak y Afganistán, hoy Estados Unidos no esté en una posición para atacar a Irán. Pero en vista de la posición norteamericana hacia la RII , al parecer también creen que si, de todos modos, Estados Unidos está determinado a atacar, más valdría provocar a Estados Unidos y acelerar el proceso. Como hoy Estados Unidos está en una situación débil, al parecer creen que, si ha de haber una guerra, más valdría tenerla ahora antes de que Estados Unidos logre librarse de Irak. El gobierno iraní ha sacado la conclusión de que Estados Unidos no va a dejar que continúe en su forma actual. Estados Unidos rechazó la facción de Jatami que mostraba una posición más conciliatoria hacia el occidente. Estados Unidos ni siquiera ofreció un apoyo verbal a Mohammad Jatami y sus llamados reformistas cuando el Consejo de Guardianes, un organismo de mullahs conservadores que se supone vigila la pureza islámica de las elecciones (entre otras cosas), eliminó de las listas a la mayoría de sus candidatos al parlamento. A pesar de semanas de plantones y otras formas de protesta frente al parlamento, Estados Unidos no acudió en apoyo a Jatami. Y los gobiernos occidentales protestaron poco contra el fraude, ampliamente documentado, en las últimas elecciones presidenciales de las cuales salió victorioso Ahmadinejad. Es posible que la RII cuente con las siguientes ventajas: 1. Estados Unidos está empantanado en Irak y atrapado en una situación en deterioro en Afganistán. 2. Los mullahs pueden cerrar filas y reducir las crónicas riñas intestinas que alcanzaron un punto álgido en los últimos años con asesinatos mutuos, lo que los llevó al borde de parálisis. 3. En un momento en que están más aislados que nunca de la ciudadanía, esperan que con una guerra o la amenaza de una guerra puedan movilizar el apoyo de las masas, a partir del orgullo nacional y soberanía. Ésta es la táctica han estado usando para mantener a flote el gobierno durante los últimos 27 años. Desde luego, su posición pública antiyanqui no ha impedido que se apoyen en otros imperialistas ni que en ciertos momentos, entablen relaciones secretas con Estados Unidos. 4. Utilizarían esta guerra para aumentar sus ataques a las fuerzas revolucionarias y progresistas y los derechos del pueblo, y reprimir a las mujeres, minorías nacionales, estudiantes, obreros y otras luchas justas bajo el pretexto de la unidad nacional. Podrían tachar a cualquier protesta o lucha de sabotaje instigado por fuerzas extranjeras. 5. Podrían aprovechar la situación para impulsar una revolución islámica en la región. El gobierno teocrático iraní vive una crisis después de 25 años de oprimir al pueblo, y muchísima gente está decepcionada y harta del mismo. El ascenso al poder del clero chiíta en Irak, gracias a Estados Unidos, en cierta medida ha rescatado a la teocracia islámica. (Un chiste que circula en Teherán: como el ejército norteamericano ha llevado a repúblicas islámicas a Afganistán e Irak, ¿por qué habría que invadir a Irán?) Pero eso no ha resuelto la crisis en Irán. Por medio de su confrontación con Estados Unidos, la RII quiere allegar apoyo de la ciudadanía y sobre todo de la juventud de los países islámicos en la región. 6. Asimismo, quieren ganarse el apoyo de al menos algunos sectores del movimiento contra la guerra en el occidente. 7. Con la adopción de esta política, quieren encontrar un refugio en los intersticios entre los imperialistas, sobre todo Estados Unidos y Rusia. En otras palabras, "jugar a la carta rusa". Puede que el gobierno islámico cuente con eso para sacar ventaja o salvarse el pescuezo si Estados Unidos ataca a Irán. En una palabra, en gran medida las provocaciones de Ahmadinejad se dirigen al consumo interno. Las clases dominantes iraníes aprovechan la situación para conservar el gobierno y zafarse de la situación más difícil en que se han hallado desde la revolución. Un informe del profesor Paul Rogers, Irán: Las consecuencias de una guerra, editado por el Oxford Research Group, explica que Irán sería incapaz de impedir un ataque aéreo estadounidense, pues sólo tiene un sistema limitado de defensa aérea. Pero sostiene que Irán tiene un gran arsenal de otras posibles respuestas. "Podría alentar represalias del grupo Hezbolá (basado en el Líbano) contra Israel, grupo que tiene proyectiles capaces de alcanzar a Haifa y otras ciudades israelíes; cerrar el estrecho de Ormuz, una de las principales rutas de acceso para el petróleo del Golfo; enviar unidades paramilitares iraníes a Kuwait, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y otros países; o mandar que los Guardias Revolucionarios iraníes fortalezcan sus lazos con los insurgentes en Irak" (The Guardián, 13 de febrero de 2006). Aunque el gobierno islámico cuenta con esta situación para movilizar a un gran sector de la población y sobre esa base reprimir la justa lucha del pueblo contra el gobierno teocrático, Estados Unidos también cuenta con el odio popular al gobierno islámico y espera que el pueblo iraní pase a su lado, le dé la bienvenida a los ataques estadounidense y desenrolle el tapete rojo para los soldados y generales norteamericanos. Puede que esa esperanza tenga aún menos fundamento que lo que los analistas estadounidenses esperaban del pueblo iraquí en vísperas de la invasión. Muchos iraníes, sobre todo los jóvenes, están hartos del gobierno teocrático y buscan una vida mejor, una forma alternativa de vida. Puede que algunos sectores de la población se fascinen con la única alternativa que ven, en las películas occidentales que reciben por canales satelitales, pero muchos han visto cómo se ha aplicado en Irak esa forma de vida que sale en las películas y telenovelas. Además, el pueblo iraní tuvo la amarga experiencia del golpe de Estado patrocinado por la CIA en 1953 que derrocó al gobierno nacionalista de Mohammad Mossadegh y regresó al poder al títere cha Reza Pahlavi. El pueblo no perdonará ni olvidará lo que tuvo que soportar durante 25 años de monarquía sanguinaria absoluta. Es más, muchos iraníes creen que el gobierno islámico subió al poder con ayuda estadounidense. Eso tiene algo de verdad. Para impedir la profundización de la revolución iraní de 1979, Estados Unidos hizo un trato con los mullahs en una reunión secreta conducida por el general yanqui Huizer quien encabezó una misión a nombre del presidente Jimmy Carter. Estados Unidos dejó que los mullahs subieran al poder porque temía que si la revolución continuara, daría lugar al crecimiento de fuerzas más radicales, tales como los comunistas. Las sospechas hacia Estados Unidos tienen profundas raíces en el seno del pueblo iraní, porque mucha gente está convencida de que el gobierno es producto del imperialismo, y no porque el gobierno islámico fomenta una posición contra Estados Unidos. Alguna gente de los centros de investigación de los imperialistas entiende bien esta situación. Por ejemplo, Ken Pollack, un antiguo analista de la CIA y experto sobre Irán de la Institución Brookings en Washington, escribe que, si bien muchos iraníes tienen una actitud positiva hacia Estados Unidos, todavía recuerdan su historia. Muchísima gente conoce la historia del derrocamiento de Mossadegh y de la misión de Huizer en 1979. Por eso, sostiene, es poco probable que los iraníes tomen partido con Estados Unidos contra el gobierno en el caso de un ataque norteamericano a Irán (de la página web en persa de la BBC ). Estados Unidos también quiere influir en algunos movimientos de oposición, sobre todo de las minorías nacionales. Puede que tenga chance con algunas fuerzas retrógradas. Pero, en general, no parecen constituir una fuerza considerable, como era el caso con los kurdos en Irak o los señores de la guerra en Afganistán. E l gobierno iraní, por su parte, ha hecho muy poco para preparar a la ciudadanía para una guerra, porque no considera que tal ataque sea muy probable y, en segundo lugar, oculta o desestima las noticias acerca de un posible ataque estadounidense contra Irán con el fin de prevenir el pánico. La RII no tiene ningún plan para apoyarse en la ciudadanía ni para protegerla. Su plan es usar a las masas como carne de cañón en caso de un ataque yanqui y hacer todo lo que pueda para salvarse el pescuezo. Están dispuestos a sacrificarlo todo, inclusive la población y el país, en aras de su propia existencia. |
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